Un día como hoy, 17 de Junio del año 1905, fallece en la ciudad de la Habana, Cuba, el generalísimo Máximo Gómez Báez, el hombre que ideó junto con El Apóstol José Martí y con el Titán de Bronce, Antonio Maceo, la idea revolucionaria Cubana, logrando cristalizar con sus hazañas bélicas la Independencia de Cuba de la dominación colonial Española. Hoy se cumplen 108 años de su muerte, ocurrida por causas naturales a sus 69 años de edad.
 
Como todos los grandes hombres en la historia que por su proceder en los actos de sus vidas apegados al decoro, a la nobleza y la probidad, murió pobre; pero rodeado del cariño, el respeto  y la admiración del pueblo por el cual luchó incansablemente por espacio de 30 años. Por su gran genio político-militar, por sus dotes como estratega único en el arte de la guerra, ha sido llamado honrosamente y bien merecido como “El Napoleón de las Guerrillas”.
 
Un desinteresado y decidido paladín de la libertad, que fijó en el horizonte de su vida, con el norte de esa brújula puesta en una sola dirección: Independizar Cuba a como diera lugar, planes que fueron fraguados; pero frustrados, llevaron al fracaso del Plan Fernandina, debido a una serie de contratiempos y situaciones adversas para los preparativos de la causa libertadora Cubana. Estos hechos no quebraron la fe de Gómez en el proyecto insurrecto.

Su gran obra política-militar alcanza la misma dimensión de las realizadas por Bolívar, Gauss, San Martín y de otros próceres, a pesar de contar con escasos elementos materiales que hacen posible la culminación exitosa de una larga campaña militar como la que él desarrolló con maestría, arrojo y destreza. Los grandes analistas militares de la época, así como los principales periódicos del mundo, resaltan y reseñan de manera brillante y objetiva, la gran capacidad e ingenio militar utilizada por Gómez, siendo capaz de vencer con sus tácticas y estrategias al ejército más poderoso del mundo en aquella época y cuyos efectivos ascendían en Cuba a 226, 000 soldados bien equipados y entrenados, contando sólo El Generalísimo, con una inferior cantidad de efectivos y pertrechos militares.
 
Máximo Gómez, en el arte de la guerra utilizó todos los elementos que la naturaleza brinda en el trópico para combatir al enemigo sin enfrentarlo bélicamente en el campo de batalla, llegando a decir que “sus tres mejores generales son Junio, Julio y Agosto”, expresión que destaca su certera convicción al respecto, con lo cual, unido elementos a sus métodos de luchas y combates, mermaron de varias formas la capacidad militar y moral de ese gran ejército Español que capitaneaba en Cuba Martínez Campos y Valeriano Weyler, entre otros generales y oficiales de menor rango.
 
La definitiva suerte de la lucha por la Independencia de Cuba se planta en Monte Cristy, donde se reúnen José Martí y Máximo Gómez, iniciando la expedición hacia esa Isla, donde sólo seis hombres la componen finalmente: José Martí, Máximo Gómez, Ángel Guerra, Paquito Borrero, Marcos Rosario y César Salas, desembarcando en Playitas, jurisdicción de Baracoa.
 
Al igual que los más honestos y desinteresados hombres de bien que registra la historia mundial, ha sido objeto de anatemas y de virulentos ataques difamatorios de parte de aquellos, quienes se creen los elegidos, sabelotodo y llenos culturalmente, quienes en la mayoría de los casos son de doble moral, egoístas, de dudosa reputación o de origen tramposo, lo hacen por envidia, en algunos casos, en otros por prestarse al juego del enemigo que no perdona ser derrotado, en otros por mezquinos intereses personales y pecuniarios, o porque en el campo de batalla no pudieron vencer a Máximo Gómez ni tampoco pudieron comprarle. Siendo Jefe Supremo del Ejército Libertador se despojó del mismo; No quiso aceptar la presidencia de la República, ante lo cual recomendó a Estrada Palma, quien ganó las elecciones; Tampoco después de la salida de los Españoles y con la llegada de los Norteamericanos, no le pudieron comprar para que apoye los empréstitos imperiales; Al Respecto Gómez dijo: “Ni Libres Ni Independientes”.
 
Las páginas de la historia independentista Cubana están cubiertas de gloria bajo el amparo de la espada del Generalísimo, quien a pesar de perder a sus mejores cuadros en la guerra, a sus amigos, a parte de sus compañeros de expedición, a José Maceo y otros, a José Martí en Dos Ríos y a su hijo Panchito Toro y Antonio Maceo en la Trocha Infranqueable, hechos estos dos últimos que le hacen emprender teniendo Gómez una avanzada edad, a realizar exitosamente la campaña militar que ha de culminar con la expulsión del dominio Español en Cuba y cristalizándose la Independencia de esta isla Caribeña. Enseñó magistralmente a los Cubanos el arte de la guerra, dejando perplejos y anonadados a sus adversarios con el estilo fulminante de sus tácticas y estrategias en el campo de batalla.
 
¡¡Paz, Gloria y Descanso Eterno tengan los restos mortales del Generalísimo Máximo Gómez!!!