Washington, 12 jun (EFE).- El Senado de Estados Unidos inició hoy el segundo día de debate de un proyecto bipartidista de reforma migratoria integral con el reto de mantener con vida la iniciativa, pese a que algunas polémicas enmiendas pueden hundirla.

La jornada se caracterizó por discursos a favor y en contra del proyecto de ley, que en las próximas tres semanas será sometido a un riguroso proceso de enmiendas.

Por ahora, el debate se ha centrado en las enmiendas presentadas por el senador republicano por Iowa, Charles Grassley, y el presidente del Comité Judicial del Senado, el demócrata Patrick Leahy.

Grassley impulsa una enmienda que, para efectos prácticos, dicta "la seguridad fronteriza primero y la legalización después".

En concreto, exige que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) "certifique" que ha mantenido el "control eficaz" de la frontera del suroeste durante un período de seis meses, antes de empezar a procesar el "estatus provisional" de los indocumentados.

Grassley criticó que, bajo la iniciativa actual, ese "estatus provisional" en realidad se traduce en una legalización permanente "de facto", sin garantías de que se resguardarán las fronteras para evitar una futura inmigración ilegal en 20 años.

Pero el senador republicano de Arizona, John McCain, miembro del "Grupo de los ocho" que elaboró el plan reformista, expresó su confianza en que EE.UU. logrará reforzar la vigilancia en la frontera sur con esta legislación.

McCain someterá al registro legislativo resultados de numerosas encuestas de que la reforma cuenta con el respaldo "de más del 70 % del pueblo estadounidense".

Leahy, senador demócrata de Vermont, no está libre de polémica, ya que anoche presentó formalmente tres enmiendas, incluyendo una que da "igualdad de protección" a parejas homosexuales.

Esa enmienda permite que los ciudadanos o residentes legales puedan patrocinar la residencia permanente de sus parejas homosexuales, como ya ocurre con las parejas heterosexuales.

Leahy desistió de presentar esa enmienda durante el debate en el Comité Judicial pero, en su página web, dijo que continuará luchando para "eliminar la discriminación" del sistema de inmigración.

De las otras dos enmiendas de Leahy, una permite que los "trabajadores huéspedes" en el sector agrícola puedan traer a sus hijos o cónyuges mientras trabajen en EE.UU. y la otra, respaldada también por el republicano Orrin Hatch, permite que las organizaciones artísticas y sin fines de lucro puedan traer a artistas extranjeros con visas temporales.

El peligro para los partidarios de la reforma, según analistas, es que el proceso en el Senado se descarrile por enmiendas que, en vez de fortalecerla, la hundan.

Los demócratas y grupos afines llaman a esas enmiendas, la mayoría republicanas, "píldoras venenosas", porque pueden profundizar las divisiones respecto al acuerdo migratorio.

Pero la mayoría de los republicanos insiste en que la Administración del presidente de EE.UU., Barack Obama, no ha hecho lo suficiente para resguardar las fronteras de EE.UU. y algunos, como Grassley y los senadores John Cornyn (Texas) y Jeff Sessions (Alabama), quieren supeditar la legalización al control operacional de la frontera.

Al defender los logros en materia de seguridad fronteriza, el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, enfatizó que "los cruces ilegales de la frontera han disminuido casi el 80 %, una tarea difícil".

Mientras, grupos progresistas mantienen la presión a favor de la reforma y acusan a Grassley de tergiversar los datos sobre el apoyo de la opinión pública hacia la eventual ciudadanía de los indocumentados.

El grupo America's Voice, por ejemplo, destacó hoy que, según una encuesta reciente de New York Times y CBS News, el 83 % de los estadounidenses apoya una vía hacia la ciudadanía para los indocumentados que cumplan una serie de requisitos y el 56 % cree que eso se puede lograr en paralelo a la seguridad fronteriza.

Reid quiere que la iniciativa se someta a voto definitivo antes del festivo del Día de la Independencia, el próximo 4 de julio.

Para convertirse en ley, la versión del Senado tendrá que ser armonizada con la que apruebe la Cámara de Representantes y, posteriormente, ese texto definitivo será votado en ambas cámaras. EFE