En los últimos meses los ataques al doctor Marino Vinicio Castillo (Vincho) se han tornado tan virulentos que pareciera que los apremios de sus enemigos por sacarlo de juego son de alta prioridad en sus agendas. 

Ahora pasan a reconocer sus méritos pero afirman que sus luchas contra la corrupción y el narcotráfico tienen el sesgo de la selectividad y que su moral y la de su familia está en entredicho por haber “falseado su declaración jurada de bienes”.
Veamos lo del sesgo de la selectividad. 

Cuando Vincho era funcionario del doctor Balaguer nunca dejó de denunciar los aspectos cuestionables de su gestión, hasta tal punto que optó por renunciar de ese Partido y formar tienda aparte. Las revelaciones de Vincho sobre actos de corrupción en las administraciones reformistas están profusamente documentadas en la prensa nacional de esos años.

Vincho fue también el ideólogo y principal defensor del proyecto de reforma agraria del doctor Balaguer, llegando incluso a ofrecer en donación a ese programa agrario miles de tareas de tierra heredadas de sus ancestros en la zona de San Francisco. 

Esa actitud pro-reforma agraria, un proyecto reformista que para la época resultaba de genuino carácter revolucionario, motivó el apoyo y el reconocimiento de la fracción ilustrada de la izquierda dominicana de los años setenta. 

Ciertamente,  desde su Partido, la FNP, en el período 1978-86, fue el más aguerrido crítico de las dos primeras administraciones perredeístas: primero comenzó dando buenos consejos a los dos presidentes; luego, ante la sordera del último de ellos, atacó frontalmente a la cúpula perredeísta de entonces hasta cosechar el gran mérito de haber logrado la condena en los tribunales de la República, por corrupción y malversación agravada de fondos públicos, del primer presidente hispanoamericano. 

En esos momentos, Vincho no sólo arriesgaba su integridad física, sino también la de su honorable familia, la cual, como está documentado, sufrió todo tipo de amenazas escritas y telefónicas durante un largo período, desestabilizando su tranquilidad y llenándola de desasosiegos inimaginables.

En cuanto al narcotráfico y su relación con la política, Vincho no ha sido para nada selectivo. Los perredeístas, sobre todo su ala más resbaladiza liderada por Hipólito Mejía, cometieron el error de enjuiciarlo por difamación e injuria. Dieron así a Vincho la oportunidad de poner al desnudo los fuertes vínculos, a muy altos niveles, del Gobierno del PRD con el narcotráfico. Se demostró que Quirino nació con el PRD y consolidó su imperio gracias al PRD. Este tristemente conocido capo fortaleció posteriormente su corporación delictiva con ayuda de los amarres viejos, no como resultado de los que pudo haber consumado en la administración peledeísta del 2004-2008. 

En realidad, es a estas administraciones a las que corresponde haber pulverizado a los tres más grandes imperios del narcotráfico en República Dominicana: el de Florián Féliz, el de Quirino E. Paulino y el de Figueroa Agosto. El derrumbe de esas tres grandes corporaciones del crimen organizado no tuvo nada que ver con iniciativas del PRD. 

Vincho, sin embargo mal haría en exculpar a ciertas autoridades de otros partidos de sus vínculos con el narcotráfico. En innumerables ocasiones advirtió a los amigos del peligro de ese poder y los conminó a actuar con la mayor determinación y responsabilidad. Nadie en este país puede probar que alguna vez comprometió su honor ante las autoridades para defender o justificar vínculos de allegados o conocidos con esos tenebrosos intereses. 

Dado el hecho de que el doctor Castillo aportó evidencias irrebatibles de las ataduras del PRD con el narcotráfico, toca a los abogados o a los dirigentes “inmaculados” del PRD presentar las suyas contra autoridades peledeístas activas o retiradas que ellos presuman asociadas de una u otra forma al crimen organizado. Vincho con toda seguridad los ayudaría mucho una vez reúnan pruebas incontestables. 

Como ningún otro hombre público, Vincho comanda la vanguardia de la lucha contra el crimen del narcotráfico. Lo hace con el más profundo y pleno entendimiento de las nefastas implicaciones que se derivarían de la fatal consolidación de intereses Estado-narcotráfico.
Por último, el tema de la declaración de sus bienes. Vincho tiene una finca, que después de sus luchas públicas, es su gran pasión desde hace muchos años. Como todos conocen, esta finca modelo fue recibida en herencia. Es el único patrimonio personal  de Vincho que conozco, además de sus vehículos y su casa.
Como profesional del Derecho de excepción, ha producido muchísimo dinero. Si fuera un gramo menos inflexible de lo que es en sus posiciones públicas, sin dudas podría ser inmensamente rico por vías fuera de ley, como muchos otros con nombres y apellidos lo han hecho.
 Si ciertamente es muy rico, como sus detractores asalariados suponen, se debe a que desde los veinte años es un hombre exitoso en sus actividades profesionales absolutamente lícitas. A diferencia de muchos otros, incluidos algunos periodistas, Vincho puede demostrar fácilmente el origen de cada centavo que compone su alegada inmensa fortuna personal. 

Lamentablemente, a cierta prensa no le interesan las fortunas mal habidas que crecen como un campo luminoso de girasol ante sus narices. Miran con acritud y dudas lo que declara Vincho, pero guardan silencio a lo que exhiben y no declaran muchos delincuentes que figuran entre sus personalidades o amigos favoritos.

Es más rentable moverse con la audacia de la ambigüedad alrededor de la declaración de bienes de uno de los hombres públicos más relevantes de nuestra época. Pierden de vista que sus enemigos más acérrimos y peligrosos no han podido, durante treinta años, acorralarlo con esas burdas historias sobre sus vínculos con Trujillo y otras sandeces. No han podido decir más, no pueden decir más.