Uno de los sectores productivos nacionales con mayores posibilidades de incursionar en el mercado regional y global es el sector lácteo. 

Sin embargo, para concretar esas posibilidades en hechos es urgente un enfoque gubernamental cualitativamente renovado del sector. Las justificaciones sobran: primero, es un alimento de importancia crucial ya que proporciona una fuente abundante y cómoda de nutrientes para la población; segundo, es igualmente significativa la diversidad de subproductos de la leche, la mayoría de ellos con un alto valor agregado y nutricional; por último, el sector esconde grandes oportunidades para el incremento estable de la producción en finca, el procesamiento industrial y la exportación.

Los productos derivados como la leche pasteurizada, ultra pasteurizada, evaporada, condensada, en polvo, maternizada, instantánea, ácidas o fermentadas, cremas acidificadas, leches saborizadas, dulces de leche, mantequilla y quesos, tienen un enorme potencial exportador; es una realidad que, al parecer, ha pasado inadvertida por las autoridades y los propios actores del sector durante decenios.

De hecho, las administraciones políticas actúan respondiendo a reclamos  de ganaderos o del sector industrial, con frecuencia enfrentados, sobre asuntos que giran sobre unos mismos invariables temas: precios, importaciones, subvenciones, inclusión en programas sociales gubernamentales, marco normativo, regulaciones y competencia desleal. Quedan así relegadas las cuestiones relativas a la estructuración de la visión de futuro y de un acuerdo alrededor de objetivos estratégicos de mediano y largo plazo, es decir, la formulación de una política de desarrollo integral específica.  

Lo que nunca se ha hecho en este plano puede hacerse realidad formulando y aplicando una política estatal láctea que se proponga, entre otros objetivos:

a) Promover y estimular la inversión nacional y extranjera en el sector.

b) Masificar una cultura de calidad introduciendo en las unidades productivas nuevos sistemas de calidad y regímenes de buenas prácticas normalizados.

c) Incentivar la adopción de mecanismos modernos de gestión y producción.

d) Buscar y consolidar alianzas para transmitir información, experiencias y tecnologías de alto impacto a bajo costo y así apoyar la integración y aprovechar los acuerdos de libre comercio.

e) Fomentar y estimular los emprendimientos de pequeños productores.

f) Definir una estrategia de penetración de mercados internacionales con subproductos de la leche (leche en polvo, quesos frescos y maduros, leches condensadas, entre otros) de mayor valor y calidad. Los conceptos de clúster productivo y de Cadenas Globales de Valor (CGV) son de importancia decisiva.
g) Definir el marco normativo nacional y actualizarlo tomando en cuenta las mejores referencias internacionales, y definir los actores gubernamentales responsables de su aplicación.

h) Homologar, con la ayuda de la nueva infraestructura de la calidad (SIDOCAL), las normas y reglamentos de calidad, sanidad e inocuidad, para facilitar el comercio intrarregional de estos productos, pero hacerlo pensando también en el mercado internacional. 

i) Promover los mecanismos de certificación reconocidos internacionalmente de la calidad, inocuidad, seguridad y buenas prácticas, ahora con la activa inclusión del Organismo Dominicano de Acreditación (ODAC).

j) Implantar diferentes modelos de negocios con coinversión como base de los acuerdos institucionales, para así generar nuevos empleos y transferencia tecnológica. 

k) Mayor inversión en infraestructura y fomento de encadenamientos de los pequeños productores para manejar mayor volumen de producción.

l) Participación del Estado en los programas de integración de los productores a nuevos mercados y potenciales opciones de negocios con los diferentes agentes de la cadena.

m) Estudiar los elementos (técnicos, políticos y de personal) para que el Estado pueda generar políticas proactivas y no sólo reactivas con el fin de impulsar el sector lechero.

El problema del sector primario lechero nacional no es de importaciones ni del nivel de compras de los establecimientos de procesamiento ni de formación de precios. Su atraso secular se debe al acomodamiento a las políticas de subsidios del Estado, a su absoluta falta de espíritu innovador, al olvido de los grandes escollos en materia de gestión y calidad, a la falta de atención a los relacionamientos dinámicos con la industrial nacional láctea y al desinterés respecto al logro de una nueva política estatal de consenso que asegure el futuro de todos los actores involucrados en la cadena de valor (no de un eslabón particular de la cadena).

Twitter: @JulioSantanaL
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