Pablo McKinney
No pagan un solo centavo de impuestos directos. 

El Estado crea leyes para favorecerlos, incluida la más reciente que nos obliga a "donarles" 50 centavos cada vez que compramos un galón de combustible. 

Se consideran y exigen ser tratados como "padres de familia", por un Estado que para compensar nos trata al resto como si fuéramos "hijos de la gran p...  ." 

Sin cinturón de seguridad en sus vehículos multicolores sin puertas ni retrovisores, bien armados sin licencia de porte ni tenencia, autorizados a estacionarse donde les parezca, para ellos la Ley 241 de Tránsito es apenas una "vaina" que se inventó el Estado para "joder" a la gente decente que anda buscándose la vida a riesgo de encontrar la muerte. 

A los muy señores, el gobierno les condona deudas, y pone a pagar a los ayuntamientos (Roberto Salcedo sabe de esto) que sirvieron de garantes de préstamos millonario que ningún gobierno ha otorgado a ese "colmadero" banilejo que a los 40 años deja de ser pobre porque durante 25 trabajó 16 horas diarias, aunque "solo" de domingo a domingo. ¡Joder!

En el país, toda ley tiene como excepción a los "sindicatos" del transporte, cuyos propietarios son como un CONEP pero un poco más ricos, peor vestidos y mucho más violentos. Además, a diferencia de la "oligarquía explotadora" y la burguesía "yanqui imperialista", estos nunca pagan impuestos. Tan ricos son, que a más de uno les ha dado por formar partidos como forma inteligente de diversificar las inversiones y aumentar los ingresos y las influencias. 

¿Qué explica tanto favoritismo y "mano floja" hacia ese sector de parte de un Estado tan eficiente en la aplicación de las leyes cuando se trata del ciudadano común? ¿De dónde le sale al gobierno esta patológica insistencia en incitar a la delincuencia al resto de los ciudadanos? Pues de la vocación violenta de los señores; de su capacidad para dañar la imagen de cualquier gobierno buscando muertos o provocándolos; el trato privilegiado e ilegítimo sale de su poder para dar o quitar la impresión de fallido o exitoso a cualquier movimiento social de protesta. 

Es por todo lo anterior, que uno estaba decidido a formar cuanto antes una banda de sicarios mediáticos y literales, crear un punto de drogas frente a una escuela, o regentear un puticlub con Magdalenas de Praga, ay, don Radha, pero no. Todo eso es demasiado arriesgado y la impunidad no está tan garantizada como el Estado se la garantiza a los señores propietarios de "sindicatos"  del transporte. No. Nada de lo anterior. 

Lo rentable y conveniente en un país donde la honestidad es un tara y la decencia una mala costumbre, es crear un sindicato de "choferes" con vocación terrorista, con miembros tan violentos como un suegro primerizo, o con tanta vocación para el terror como un Osama bin Laden con guagua. En eso estamos. 

Nada de ser narco, sicario, empresario lavador de activos, dirigente partidario, periodista chantajista, perro rabioso de empresarios necesitados, nada de eso. 

Para triunfar rápida e impunemente, en este país lo que hay que formar YA es un "sindicato" de choferes con vocación para el terror y la violencia. ¡Cuento con ustedes!