San pablo recomienda que no nos conformemos a las corrientes de pensamiento de los hombres de este siglo, corrientes vehementes, que arrastran los débiles linderos de las nuevas generaciones.   

Son tan necias como peligrosas, cuando nos piden ejercer el respeto, lo que buscan es patentizar como correcta una condición que nunca lo fue, ni siquiera fue el asomo de un pensamiento social, sino un transeúnte de la mente, porque sólo se asoma como una propuesta para sellar lo que otros creyeron y decidieron conveniente. 

Cuando mentes pequeñas heredan grandes intereses, aplastan y ridiculizan nuestros más recios valores.  La vida es como una carrera donde correr no es todo, tampoco llegar, tiene mucho que ver con llegar bien, haciéndolo bien, pero ante todo haciendo el bien