En el Congreso Nacional cursa un proyecto de Ley que ha generado gran controversia entre sectores de la población interesado en una mejor suerte para el país.

Se trata de la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas que contempla la celebración de primarias abiertas y simultáneas, con el padrón de la Junta Central Electoral (JCE), aprobada en el Senado de la República y remitida a la Cámara de Diputados, hemiciclo éste último donde existe una correlación de fuerza diferente, que podría cambiar su destino, pero que sectores influyentes del Gobierno estarían intentando evitarlo.

Sectores sensatos han alertado de los peligros que corre la aprobación de esta iniciativa, por las implicaciones políticas y los enormes recursos que tendría que disponer el Estado para su aplicación, situación que ha sido advertida por la propia JCE, la cual tendrá a cargo su celebración.

Las elecciones primarias en los partidos costarían cinco mil millones de pesos, ha revelado el propio presidente de la JCE. 

Tratándose de un país con tantos problemas por resolver, no sería conveniente embarcase en un evento político de esta naturaleza, teniendo pendiente además, la organización de los comicios presidenciales y congresuales de 2020, los cuales tienen que celebrarse por separado, para lo que el Gobierno tendría de disponer de otra suma millonaria, que como siempre, sería pagada por los contribuyentes.

Celebrar primarias abiertas y simultáneas, para solo satisfacer el deseo de un sector político gobernante, y probablemente de otro de la oposición, que quieren cerrarle el paso a sus contrarios, en sus respectivos partidos, no parece ser la mejor idea.

Y lo más peor de todo: Las primarias abiertas y simultáneas darían lugar a que en algunos partidos ganen la candidatura presidencial, figura que no cuentan con el mayor nivel de simpatía.

Los diputados tienen que sopesar lo que sea más conveniente para el país, evitar una decisión torpe, poniendo sus oídos en el corazón del pueblo.