Independientemente de la decisión que pudiera tomar el juez de la Suprema Corte de Justicia, Francisco Ortega Polanco, con la solicitud de 18 meses como medida de coerción solicitada por el Ministerio Público, en el caso de los imputados por el caso de Odebrecht, el procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez Sánchez “se ha casado con la gloria”, con su apresamiento y sometimiento a la Justicia.

Sin restarle mérito por no haberlo hecho en la fecha prometida, Alain Rodríguez le cumplió al país, y al mismo tiempo ha enviado claras señales de que la Justicia pudiera estar cambiando el manejo de sus criterios con los casos de corrupción, como hace años lo ha estado reclamando la casi generalidad del país.

Y más que eso, con esta decisión del Procurador se le lleva un claro mensaje al país, de que el presidente Danilo Medina, quien lo designó en ese cargo, también pudiera estar interesado en el combate de la corrupción, muy contrario a lo que había sido su comportamiento en su gestión de gobierno.

El sometimiento de los imputados por Odebrecht constituye un hito sin precedente, que podría servir de advertencia para quienes piensen en cometer actos de corrupción, puestos que los sometidos son o han sido personas muy vinculadas con la cúpula del Poder, y no se puede hablar de persecución política, ni mucho menos de retaliación, porque pertenecen a diferentes partidos y a sectores de la economía.

En hora buena para el país se produce este sometimiento, y solo resta pedir que el caso se maneje con el debido respeto y consideración, y que contra los acusados se mantenga la presunción de inocencia hasta que no se demuestre que son culpables de los hechos que les atribuyen.

El autor es periodista
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